El porno siempre ha sido una industria dominada por las mujeres, al menos en lo que las actrices se refiere. Muchas luego también han manifestado que los mandamases siguen siendo hombres, y son los que manejan las productoras y el dinero. Al final, es una industria más donde el cuerpo se exhibe y es lo que más importa, pero las cosas parecen estar cambiando. El porno antes estaba dominado por unas cuantas empresas que movían prácticamente todas las ganancias, pero Internet ha cambiado las normas del juego. Ahora cualquiera puede convertirse en una estrella desde su propia habitación, sin salir de casa, emitiendo sus vídeos y sacando su contenido erótico. Sin productoras, sin intermediarios, llegando directamente al consumidor, controlando todo el proceso desde el principio al final. Las estrellas del porno parecen haber quedado ya en el olvido, pero de vez en cuando todavía aparece alguna que nos devuelve la fe en este tipo de películas.
En los últimos años, las pornstars se han convertido en auténticas celebrities, sobrepasando en muchos casos la popularidad de las actrices “comerciales”. Desde Sasha Grey a Jenna Jameson, hemos conocido muchos casos de chicas que empiezan en el porno y luego se trasladan al cine “serio”, con mejor o peor suerte. Otras tantas se mantienen rodando escenas de forma incansable desde hace años y haciendo la transición más compleja, de teen a adulta y luego a MILF. Y es que no es tan común que una chica se lleve muchos años en la industria, porque la vida laboral de una pornstar suele ser de entre cinco y ocho años. Hay casos muy particulares en las que esa experiencia se reduce aun más, en apenas unos meses. Chicas que tal vez entraron en este negocio sin tenerlo muy claro y decidieron salir de él cuando lo conocieron más a fondo. O que no estaban conformes con la manera en la que se llevaban las productoras y demás. Seguramente, el caso más conocido sea el de la imponente y espectacular Mia Khaliga, una de las estrellas más rutilantes del porno en los últimos años.